martes, 5 de septiembre de 2017

El Temer by Char G.

Le temía y se temía, porque se daba cuenta que algo muy en su interior le estaba sucediendo, se enojaba porque sabía que no tenía que permitir que ese hermoso y peligroso sentimiento, se apodere de su cuerpo. A medida que iba conociendo como era él terminaba muriéndose un poco más cada día. Le daba temor porque últimamente todo se le iba de las manos. Y es que hace rato ella había cerrado con la puerta que la protegía de los sentimientos, esos que van directo al alma, que aparecen y te agarran desprevenidos, y que cuando te quieres dar cuenta, ya es demasiado tarde y se vuelven incontrolables. Era uno de esos sentimientos que le daba tanto miedo aceptar, pero que la hacían bien sentir, la llenaba de vida, de alegría y esperanzas, pero principalmente de dudas, miedos e incertidumbres.
Aquella coraza que se había puesto desde un principio estaba desapareciendo poco a poco, y se comenzaba a sentir cada vez mas indefensa e insegura, tenía miedo de dejarse llevar, dejarse caer y volver a sufrir como le había sucedido hace tiempo atrás. Pero sin querer él ya se le había filtrado por los poros de su piel, recorriéndola; lo sentía fluir por sus venas hasta llegar directamente a esa puerta que había cerrado; él de a poco y sin quererlo logró abrir esa puerta y le disparó directamente al corazón. Cada noche que pasaba con el le gustaba más y más.
Y enfurecía, era un enojo con ella misma, porque sabía desde un principio frente a quien se estaba exponiendo. Ella pensaba que iba a poder controlarlo todo, pero lamentablemente se había equivocado. Y es que lamentablemente éstas cosas suceden así, son incontrolables. Y es que lo que sale del corazón es imposible quitarlo así nomas. Y por eso se enojaba, por permitir dejar entrar sentimientos que después podrían llegar a dañarla.
Para él ella era la segunda opción de un triángulo, y lo sabía, lo asumió desde el primer día que lo besó y es que desafortunadamente él no se encontraba sólo, pero a la vez sí lo estaba. Era visitado de vez en cuando por el cuerpo de otra mujer, y a medida que pasaba el tiempo a ella le empezó a pesar ésta situación, el solo hecho de pensar que mientras que ella lo pensaba a kilómetros de distancia, él podía estar con otra, eso sí, la atormentaba profundamente. Pensaba en cómo sería ella, y sobre todo como él la veía, y fue ahí cuando dió cuenta que algo había cambiado. Tenía miedo de que a su regreso, él no la quiera ver más. Tenía miedo a ser olvidada.
Le temía a él, a su percepción de ver mundo, le era inevitable no pensarlo, ya que todo lo que la rodeaba no hacían otra cosa más que llevarla directamente a su lado. Las ganas de estar con él aumentaban, ganas de abrazarlo, besarlo, dormir junto a él. Temía cada vez más porque se sentía bien al lado suyo, se identificaba con él, se enojaba por algunas acciones de él y sin embargo aún así, sencillamente tenía la capacidad de alegrarle la mañana, la tarde, la noche, el día con un simple hola.
Hasta qué una mañana del mes de abril vio un mensaje que le hizo tomar una decisión, un simple saludo de cumpleaños le hizo darse cuenta que sus temores se convirtieron en realidad...Él ya no estaba solo. 
Entonces se dio cuenta que estaba demás en su vida y que debía alejarse, ella ya no se merecía ser la segunda de nadie. No estaba dispuesta a serlo. Fue así como tomó un lápiz y un papel, y le envió esta carta a él para decirle que hasta acá había llegado, que tomó esta decisión porque sabía que si se permitiese estar una noche más con él sería como meter el dedo en la llaga. Ya no quería dejar que una mínima caricia, un beso, una mirada la hagan más vulnerable de lo que se había convertido estando con él.

 


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