Cuando uno calla no le sale el habla.
Las vocales de a una se acumulan y las consonantes comienzan a atascarse en medio de nuestra garganta.
Cuando uno calla la cañería se tapa de
palabras y sentimientos no dichos, desparramándose por tu interior.
Cuando uno calla, los pensamientos que no
has expresados quedan ahí y solo son eso pensamientos.
Ellos se quedan rondándote, circulan por
tus venas, te recorren, dan vueltas y giros dejándote en estado de insomnio permanente.
Las palabras que uno calla son pensamientos
y sentimientos que deglutes, te los comes como caramelos pero ellos tienen un con sabor amargo, cuando podrían ser dulces.
Y tu cuerpo no soporta las amarguras, y te
comienzas a atorar con ellas, todo lo que no dices te consume como la pitada de cigarrillo en la boca de alguien que aspira el humo. Es cáncer,
es enfermedad que te destruye de a poco.
Hasta que un día incierto tú estás a punto de
estallar en voz pero no lo haces, tu voz no rompe, te aguantas y sigues con el ritual del no
decir nada.
Entonces, un día cualquiera viene alguien de afuera, toma un alfiler y te pincha; y ahí sale a borbotones tu verborragia, la cañería interna que comienza a destaparse, te
hace parecerte a una catarata excesiva de palabras rompiendo silencios del
pasado no dicho. Y lanzas a quién te ha pinchado los escupitajos de palabras
sin sentido o no. Nunca se sabe ya que todo depende de lo que te hayas guardado.
Busca la mejor manera de decir las cosas, libérate como sea.
Char Giordano
No hay comentarios:
Publicar un comentario