Ya no más gatos negros en el medio de la
noche, ya no esquivo escaleras que en mi camino se cruzan, ni tampoco evito los paraguas que abren dentro de casa.
Tampoco apoyo mi pie izquierdo al levantarme para que mi la buena suerte me acompañe en éste día, y tampoco creo ya en los martes y viernes
13.
Ni derramo por sobre el hombro la sal que cae por accidente, no creo más en los espejos rotos y en los siete años de mala suerte.
Ya no quemo más fotos sino
que simplemente las rompo en mil pedazos. Ya no tengo más malas rachas, se acabaron.
No creo
en supersticiones baratas y no cruzo mis dedos para que la suerte juegue a mi favor, porque el trébol de cuatro hojas que he encontrado hace instantes entre
las hierbas que crece debajo de mis pies,lo llevo y llevaré siempre conmigo
dentro éste bolsillo.
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