A través de las suaves grietas de un día nublado aparecen los
primeros rayos del sol que se filtran en esta tarde que ya termina como
queriendo teñir de un color anaranjado a la pálida y triste ciudad.
Son esos momentos con un sabor agridulce, en donde todo se torna en
colores y tú vibras con ellos y todo de repente recobra vida, lo disfrutas pero
que sabes que no durará para siempre porque en unos minutos cuando el sol se
oculte la luz se irá y todo se volverá gris.
Y miras sin quitar tu mirada de aquel cielo porque sabes que lo
bello de los instantes es que son eso, son solo instantes y tienes que
deleitarte y gozar cada milésima de segundos, abrazar ese instante porque no
volverá a repetirse. Por eso ahí sigo con mis ojos clavados allí por entre las
nubes y disfruto del paisaje hasta que la tarde se haga noche y ahí sí, cuando
todo sea negro las luces de la ciudad comiencen a prenderse y otro nuevo
instante y otra nueva historia serán escritas en un papel borrador pero ahora
contando que también en la más profunda oscuridad en donde habita la
noche salen también la luna y las estrellas.
CharG.